…Una vieja historia sufí cuenta como un Rey escogió al mejor de entre dos pintores dejando a cada cual una pared del palacio para demostrarlo. El primero de ellos pintó una imagen con la mejor técnica posible mientras el otro gastó todo su tiempo en pulir la pared para que esta se volviera reflejo de la realidad que observaba. El Rey eligió al segundo.
Esta idea define en esencia el deseo del realista ; desaparecer de la escena, dejar de ser actor para convertirse en observador. La “nueva” ( aunque sea muy antigua) actitud requiere ciertos valores:
La contención, la medida y el equilibrio para no ser visto,
la consciencia para estar atento
y sobre todo la abertura para recibir las sensaciones y el estímulo necesario para generar una obra .
Por ello esta posición le permite ser el punto de partida de cualquier tendencia o dirección expresiva o conceptual acogiendo a tanto artistas como espectadores de la más diversa naturaleza. Muy lejos de la aparente falta de libertad de pensamiento, el realismo es en potencia pop, expresionismo, surrealismo, arte conceptual, abstracción…..
Aunque actualmente el Realismo como estilo no esté muy presente en determinados circuitos, siempre ha compartido espacio en la mente del público. Es un movimiento popular de gran aceptación que cada cierto tiempo reivindica la necesidad de su existencia . Puede que estemos en uno de esos momentos, en el 2016 tuvimos una exposición dedicada a los realistas madrileños en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid , además el MEAM de Barcelona está apostando por jóvenes artistas figurativos en una exposición permanente, entre los cuales podemos ver algunas de las nuevas tendencias del realismo. Cada una de estas exposiciones representa a una generación diferente y nos da la oportunidad de poder comparar dos puntos de vista que expresan la mentalidad del momento que les ha tocado vivir.
Hablar de estilo realista en España obliga a hablar del «Realismo madrileño». Isabel Quintanilla, Julio López, Francisco López, María Moreno, Amalia Avia, Esperanza Parada y Antonio López están unidos además de por la amistad y el amor a la cultura clásica por tener profundo respeto al oficio, no dedicado al virtuosismo, sí entendido como técnica eficiente al servicio de la representación. Hablamos de Madrid a partir de 1950, la conciencia de trabajo es algo inherente al realista pero en esta generación se hace especialmente palpable y la sensibilidad hacia lo social hace que la técnica cobre especial importancia ya que supone el contacto con la materia. El artista es un trabajador que habla de lo que le rodea y lo trasciende, como aplique sus materiales define su nivel de consciencia.
El bodegón, los interiores, el paisaje urbano, la figura y el retrato … la observación siempre orientada hacia lo cotidiano aunque manteniendo la puerta abierta a lo posible. El velo de la mirada de cada uno les distingue (es inevitable) :
Isabel Quintanilla con sus interiores, donde la ausencia se hace palpable, consigue hacernos perder la referencia y volar por toda la escena reencontrándonos en el aire(¿Sería el siguiente paso dirigirse hacia la abstracción?).
María Moreno con sus paisajes urbanos que bien podrían ser simulaciones.
Julio López con sus cuerpos fragmentados que nos acercan al surrealismo … todos ellos pueden derivar pero se contienen, por no romper el cordón umbilical, consciente o inconscientemente les puede el deseo de fundirse con lo otro.
Capítulo aparte merece la figura de Antonio López, (Tomelloso, 1936) referencia indiscutible para los nuevos realistas. Trabajador hasta la obsesión (le cuesta dar por concluidas sus obras) se distingue por su forma de tratar los materiales buscando el límite por el esfuerzo de conseguir ser certero .Necesita tocar para creer.
Manchas, raspaduras, añadidos de materia, e incluso quemados, dan a su obra una carga emocional muy intensa que nos muestra una búsqueda interior compulsiva, por otra parte los cambios y accidentes a los que la somete le aportan historia, tiempo y vida propios . Cerca del Informalismo en esta actitud ( No hay que olvidar que fue amigo de Lucio Muñoz y Enrique Gran) lejos de la asepsia e inmediatez del hiperrealismo norteamericano, en el trabajo de Antonio López se perciben sus pulsiones.
Sus imágenes describen meticulosamente interiores, paisajes exteriores, panorámicas urbanas, figura humana y retrato. Imágenes con las que describe su mundo dando el paso de lo visible a lo intangible.
Pero aparte de este grupo encontramos otros artistas muy interesantes que ofrecen otro punto de vista dentro del estilo. Manolo Franquelo(Madrid 1953) y Guillermo lledó( Madrid 1946) son ineludibles. Ambos nos muestran el camino de la observación a la creación .
Franquelo se distingue por su mentalidad “ técnica y conceptual”. Sensibilidad y precisión, arte y ciencia al servicio de composiciones elaboradas con un proceso que intenta reconstruir literalmente la realidad. Sería como el Doctor Franquenstein :
Observa un elemento, primero en su volumen y forma, luego en la textura y color, en sus accidentes, comienza a diseccionarlo, decapándolo, deconstruyéndolo para analizar su proceso de materialización.¿ Cómo se ha hecho? ¿ Cómo ha sucedido?.
Intenta volver a repetir el proceso sin saltarse ni una sola fase, lo más fielmente posible y cuando la mano no puede, inventa una máquina que reproduzca el acto, y así ,con la suma de todas las etapas de la historia personal de lo representado, se «clona».
Esta se podría imaginar como su manera de proceder ,la que le ha llevado a inventar un escáner 3D .
¿Es la copia o imitación la forma más natural de aprender?
Mientras Franquelo quiere comprender Lledó necesita contemplar. Guillermo Lledó comenzó pintando como «realista madrileño» y ahora hace «escultura objetual» en la frontera entre el Realismo y el Minimalismo .
Su fin es centrar nuestra atención en lo puramente sensorial a través de la copia objetiva de la realidad más cercana :
Haciendo hincapié en las medidas originales de lo representado,
retirando la atmósfera y cualquier filtro que esta pudiera ocasionar, las formas insinuantes, los adornos (y con ello lo relativo),
utilizando materiales poco «evocadores»(de construcción: cemento, hierro…),
se acerca más y más al elemento físico,
hasta llegar a reproducir el objeto en sí, desnudo y en silencio, como en una sublimación de la materia burda.
Minimalista por las líneas puras, la geometría,la simetría, por el gusto por la sensación sin interferencias personales, por la reproducción de objetos seriados. Realista por los accidentes, las pequeñas taras y desperfectos ocasionados por la manipulación humana o por la alteración que pueden ocasionar en los materiales el tiempo.
Y unos años más tarde nos encontramos a una artista que no se encuentra dentro del perfil realista pero que en cierto modo ha realizado el camino inverso, Teresa Moro (1970)
«…A nivel formal mi figuración se ha vuelto más realista. Pienso que se debe sobre todo a que antes pintaba de memoria y últimamente a partir de imágenes fotográficas, además ahora dedico mucho más tiempo a cada pieza…»
Memoria, investigación, emoción,pensamiento asociativo, todo a través de los muebles que nos rodean .
«…mi acercamiento e interés hacia los objetos tiene un detonante afectivo, para después sin una meta marcada, ir avanzando en una deriva que me lleva a ….. «
Parece que al pintar estos muebles «animados» reviviera o imaginara sensaciones, situaciones y viajara de la mano de estos estoicos testigos tejiéndose una historia que supera la propia del objeto y que fuera creciendo interminablemente con la aportación de cada nuevo observador.
Teresa Moro habla con la sencillez propia del pensamiento maduro, supone una visión clara y humana sin atmósferas densas, alejada de todo mito y drama pero con suficiente ambigüedad para hacer participe al espectador de su ironía.
El objeto como materialización de la idea, como expresión de la mente humana es el reflejo donde mirarse,¿somos lo que hacemos?
Si con los sencillos o humildes muebles trabaja Teresa Moro, las producciones y personalidades significativas de la actividad humana son para Damián Flores Llanos(1963) los elementos de trabajo, lo que le convierte de algún modo en difusor cultural.
A partir de la combinación de imágenes de archivo en blanco y negro simula escenas de apariencia real. La nueva composición y la aplicación sensible de la pintura, con color, «anima»la imagen trasladándonos de la memoria compartida al ahora. Como en una obra de teatro, los personajes y sus obras se hacen presentes dentro de un momento ilusorio que se abre para que nosotros disfrutemos de la acción valorando la aportación al conocimiento que han supuesto determinados hechos.
En cuanto al proceso, tanto en Teresa Moro como en Damián Flores Llanos la idea o más bien su voluntad de elaborar participando en el desarrollo de lo que ha sucedido y sucederá, parece ser el comienzo , de tal forma que ,en este sentido, se abandona la neutralidad del observador. Por otra parte hay que reconocer que su visión menos afectada por lo personal y el final abierto a la interpretación nos hace olvidar su intervención .
En ambos casos el acabado realista es utilizado para dar credibilidad a lo mostrado, recurso efectivo para invitar al espectador a entrar en la ficción, sin olvidar que el acto en si de pintar atendiendo al modelo les ponga en «contacto» con algo más, algo difícil de definir, abstracto… en palabras de Damián (formado en la copia del natural) .
Sus trabajos son propuestas que invitan a la participación.
«Real es aquello que existe de manera verdadera o auténtica».
Expresar la verdad ,supone imparcialidad, limpieza en la mirada, en los sentidos. Depende de el equilibrio de la persona en sus emociones, raciocinio .. reconocer pasa ineludiblemente por cuestionarse a si mismo, y si se hace ,la mayoría tiende a mirarse y comparar con los demás. El cuerpo físico «parece» ser lo más objetivo, nuestra primera referencia.
Ignacio Estudillo, Luis Felipe Alonso, Golucho…utilizan el cuerpo humano como vía para buscar y no se quedan en la superficie. En todos ellos la mirada parece penetrar más allá de lo físico. De manera consciente o inconsciente realizan un viaje de reconocimiento a través del representado , retirando lo falso durante su evolución . Es una forma de autodepuración.
Luis Felipe Alonso(1985) parece ir en sentido inverso al de Teresa Moro, parte de la copia precisa para llegar a…
Luis Felipe somete al limite sus creaciones , no duda en deconstruir al personaje de manera violenta, negándolo incluso, para quedarse con aquello que le parece verdadero por interrogante.
Golucho ( Madrid 1949) Suele escoger personalidades señaladas y singulares para establecer un dialogo ¿con?…
Se intuye en su mirada un baile constante entre el rechazo y la aceptación hasta llegar al resultado,
como en un parto,
durante el cual las marcas y señales afloran en la piel como indicadores del estado del alma, la existencia, el nacimiento, la muerte y la fragilidad de la vida.
¿ Quién soy?
Se aprecia en Golucho la exigencia en ser fiel a las sensaciones que provoca la escena, podríamos decir que sus cuerpos huelen a polvo, cemento, cerámica de los azulejos, grasa, fluidos, carne y de hecho saben a salado, amargo,dulce y se perciben en ellos formas lisas,rugosas, gomosas… que se expanden,contraen, tensan y aflojan, alojando color que calienta o enfría.Se oye la acción.
Nos despierta los cinco sentidos como lo hace Lledó pero añadiendo la metáfora.La insinuación provoca el juego de la mente y sus asociaciones emocionales relativas al que ve.
El final llega al aparecer la obra. «El acabado» concepto especialmente ligado al realismo está para algunos asociado a lo inerte. Cuando todos los detalles encajan a la perfección se supone que el trabajo está terminado….«… y poco más queda por hacer para el espectador al que le guste imaginar… por otra parte el artista se limita a seguir un guión marcado por lo que ve…» se suele escuchar.
Hay que decir que para cualquier artista este momento no es fácil de distinguir, sentir la obra como algo separado con autonomía, implica dejar de ser dueño de la interpretación.
¿ habla la obra por si sola?.
…Una vieja historia sufí cuenta como un Rey escogió al mejor de entre dos pintores que representara la paz perfecta.
El primero de ellos pintó un lago muy tranquilo, perfecto y bellísimo .
mientras el otro gastó todo su tiempo en pintar montañas en un ambiente tormentoso e inquietante.Cuando el Rey observó detenidamente semejante paisaje, descubrió sentado plácidamente un pajarito en medio de su nido…
El Rey eligió al segundo…
por entender que la paz no significa estar sin problemas sino mantener la calma a pesar de todas las tragedias.
PD: Este artículo de Jon Ander del Arco supone una ampliación al ya escrito por el mismo y publicado en el nº92 de la revista Art Collectors´´ en Noviembre del 2016.
Nuestro más sincero agradecimiento a los artistas por permitirnos la publicación con sus imágenes:
Luis Felipe Alonso.
Yalenny Florentini.
Damián Flores Llanos.
Celia Guerrero.
Uke Janini.
Guillermo Lledó.
Golucho
Teresa Moro.